La calle



El verdadero barómetro de un carnaval debería ser la calle. Esta fiesta, dado su carácter abierto y popular, se debe medir por la capacidad de participación del pueblo.

Si hay muchas comparsas y chirigotas sin duda será una magnifica noticia, pero si el pueblo no sale a la calle y no participa, nunca será un gran carnaval.

El carnaval de Mérida no sabemos si tuvo la buena o la mala suerte de que en sus primeros años tenía un ambiente callejero absolutamente espectacular. Las calles y bares se abarrotaban de un público disfrazado deseoso de disfrutar de la fiesta. Y digo que no sabemos si eso es mala suerte, por que desgraciadamente ese magnifico tirón inicial no se pudo mantener en los años siguientes, y conforme avanzaban las diferentes ediciones de cada carnaval siempre salían las mismas voces críticas, tratando de desprestigiar aún más la fiesta, comparando el ambiente de ese año con los de la época dorada, y ya se sabe lo que pasa con las comparaciones.


Afortunadamente esa época ya pasó y hoy en día el carnaval podría decirse que goza de buena salud, mejorable, pero al menos se ha recuperado de la crisis de los 90.

El ambiente callejero se centra muy mucho en las comparsas y chirigotas, las cuales salen a cantar por bares, plazas y calles.

Para ello se organizan algunas actividades como “el cantacalles”, idea de los Cazurros, y en las que muchas agrupaciones de una forma más o menos organizada y prevista, cantan por diferentes puntos de la calle santa Eulalia las noches del viernes y el sábado.

Pero no solo cantan las agrupaciones del concurso, sino que también se añaden otros grupos que se autodenominan “ilegales” por no subir al escenario del Palacio de Congresos. Por su antigüedad en esta situación “ilegal”, debe citarse en primer lugar a los Chicos de Chunga, grupo que destaca cada año por el ingenio y calidad de sus trajes, y que hace ya varios años que decidió abandonar el concurso, el cual llegaron a ganarlo en una ocasión. En este bando de ilegales destaca desde hace un par de años un grupo formado por antiguos pilinguis, aunque es muy probable que esta chirigota vuelva al concurso oficial. En cualquier caso su paso por la calle no ha pasado desapercibido a nadie, por la calidad tanto en su repertorio como en afinación, no obstante este grupo está formado por grandes chirigoteros.

Habría algún que otro grupo que añadir a este elenco de agrupaciones ilegales, como los antiguos Escoios, aunque para formar parte de este selecto club carnavalero deberían ensayar un pelín más, algún cuarteto que saca Zapa de vez en cuando, y poco más.

Eso si, quienes no faltan a la cita de la calle, sea cantacalles o no, son las agrupaciones más veteranas, cosa que no puede decirse lo mismo respecto a algunas más jóvenes, a las que muchas veces solo se les oye cantar en el concurso, y como mucho en el botellón de la plaza de Santa María.

Para dinamizar el ambiente callejero desde el Ayuntamiento se ha organizado un mercado romano en los dos últimos años, y en el 2009 un concierto gratis de los Mojinos Escocíos que atrajo la noche del sábado a miles de personas a la plaza de España. No obstante este tipo de actividades es muy probable que sea difícil de mantener en el futuro por cuestiones presupuestarias.

Por último no debemos olvidar la instalación de una carpa en plen Plaza de España, que constituye el centro neurágico de la fiesta, y en torno a la cual se desarrollan muchas actividades. 

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